Cero.
Nada.
Nulidad.
Vacío total,
absoluta ausencia,
oquedad expansiva.
Ablación del ser,
agujero del alma,
modorra del pensamiento.
La vida sin sentido,
la razón sin cordura,
el proyecto sin objetivo.
La senda a ninguna parte,
la larga escalera sin fin,
el vuelo lento sin destino.
Los pies caminan sin rumbo conocido,
las cuencas buscan los ojos perdidos,
los pechos extrañan los corazones arrancados.
Comemos de los platos bocados de vacíos,
habitamos en la casa del desahucio inminente,
dormimos en la cama del insomnio sentenciado.
Es la noche sin sueño del cuerpo desmadejado,
la algarabía de ideas de la mente atormentada,
la lluvia inútil en el mar del náufrago.
Terminó por fin la cuenta atrás del parto estéril,
cumplióse el reto de llenar el vacío de sandeces,
acabó el forzado desatino metafórico de las nueve palabras.
Después de leer
ResponderEliminarlo leído,
ya he llenado
ese vacío.
Hay días en que no sale nada. Aprovechemos este hecho. Llenemos el vacío de vacío.
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