miércoles, 10 de abril de 2013

Stop desahucios


A ti acuden. ¿A quién si no? ¿Quién moverá un dedo por ellos si no pueden pagar? ¿Si tienen su casa intervenida, su aval en prenda y su futuro hipotecado? Se llaman Juan, o María o Teo Ochoa... se llaman como tú. Se manifiestan en medio de la calle, orillados en la acera, con sus tenderetes y sus tiendas mientras la lluvia acumula grandes bolsas de agua sobre las lonas. La esquina entre la calle de Vitoria y San Lesmes ha sido su hogar durante 17 días. Han buscado la vecindad de sus prestamistas, han realizado un escrache a su conciencia, soportando el frío de las noches burgalesas, el viento de marzo y los aguaceros. Son pocos pero tenaces. Han aguantado más de dos semanas acampados sobre el cemento y durmiendo en tiendas minúsculas. Enfrente la Caja Laboral, esta vez gratis, les ha prestado la luz de neón de sus rótulos y han adornado con posters de Bancaseguros, cínicos carteles sobre seguridad, las paredes de la calle. Están felices. El juez, al fin, ha paralizado el desahucio de Teo. Tuvo que mediar una disposición europea para lograrlo. Mientras, se estudia una fórmula alternativa;  dolorosa, pero no mortal. Lo van a celebrar con unas sopas de ajo que ahora cuecen en la olla comunal bajo la lona azotada por la lluvia. La cocinera se mueve al son de la comparsa de "Los Papamoscas" mientras atacan la canción de "Las tres brujas" liberales dedicadas a tres mujeres malvadas que intentan emponzoñar la manzana de la solidaridad. En la fachada de enfrente una lluvia incesante golpea los cristales de los ventanales de la sucursal. El agua parece querer limpiar los relejes  de codicia adheridos  en ellos desde décadas.Tras ellos, los directivos, aceptaron finalmente una negociación; extendieron también a la vecina provincia de Burgos la política de "no desahucio" que ya aplicaban en el País Vasco: ¡Qué fácil es ser "valiente" contra el débil donde no media la camaradería del paisano, la amenaza violenta o los recursos del rico!
La fiesta continúa bajo los paraguas. La gente se apiña protegida por el improvisado tenderete. Se encojen los presentes con santa paciencia dentro de las hornacinas de los portales. Un coche policial pasa lentamente, por su ventanilla abierta asoma la cabeza escrutadora de uniformado.
Esta noche se desmontará el pequeño campamento. Esta noche, Teo, dispondrá de un techo donde guarecerse. No será su casa, ya está perdida. Pero el techo de un futuro posible le hará soñar. 

BURGOS, 27 de marzo de 2013.

2 comentarios:

  1. Sí se puede, querido Jesús!!! Poco a poco espero que los ciudadanos de este país despierten de su letargo. Hay esperanza.

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  2. Pues ya se aprueba la dichosa ley y parece que seguimos más o menos igual...
    La lucha continúa.
    Por cierto, yo tengo cuenta en Bankia, que debería ya haber quebrado, y no me importaría aceptar la dación en pago... no me imoportaría quedarme con su sucursal.

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