martes, 16 de abril de 2013

El salario Van Gohg


Uno come de su trabajo, pero vive (o muere) de sus aficiones. Mis aficiones actualmente se orientan al mundo de la escritura. Esta faceta de la gema de mis talentos es la que más brilla en estos momentos. Gema o bisutería, me encandilan por igual.
No hay escritor sin lectores. El primero es uno mismo pues al escribir, se lee. Ese uno se multiplica por muchos al aplicarle la perspectiva del tiempo. Ya son, en sí, un público notable. Esos lectores juzgarán al escritor actual desde posiciones futuras.
Escribir, per sé, es meritorio; pero existe también un impulso social, unos vasos comunicantes con el resto de las personas que alientan el anhelo de ser leído. El escritor suspira  por publicar. Hoy en día, es fácil hacerlo. Las modernas técnicas de edición e impresión en línea lo hacen sencillo. Pero la exposición virtual casa mal con la adquisición del producto. ¿Para qué voy a comprar un volumen en papel cuando puedo descargar un tenue ebook electrónico mucho más barato por añadidura? Pero después... abierto sobre la pantalla... ¿Quién tiene la voluntad de leer párrafos extensos, largos textos, decenas de páginas acosado por estímulos visuales y auditivos incontenibles que se superponen a una tarea que exige esfuerzo y atención?
Si recibiera un salario por mis escritos sería un salario de sal, de la que escuece y da sed. Moneda de trueque antiguo, hoy sólo sería corrosivo y pobre jornal.Tres libros, a la fecha, llevo escritos. Aparte de un par de decenas que regalé a amigos y parientes, sólo una venta entre la ingente masa de potenciales lectores. Mi exiguo salario de escritor, tras dos años de publicaciones, son 2 € de una venta de la versión electrónica (pdf) de mis Caminos de Santiago.
En estos momentos, mientras sonrío con tristeza, recuerdo a un hombre genial. Este artista, también tardío en lanzarse a los caminos de la pintura sólo llegó a vender tres cuadros en toda su vida. ¡Y se dedicó a la pintura en cuerpo y alma! Subsistió gracias a la ayuda de su hermano y de algunos amigos. Por amor al arte trabajó con un salario ínfimo.
El salario Van Gogh no da de comer. Mis pobres baratijas apenas se venden rebajadas en las tiendas de los chinos. Pero mis amigos, mis escasos lectores y sus comentarios, algunas referencias notables... son el sueldo que me hace seguir trabajando, gozando y sufriendo, en pulir estos textos que dejo prendidos en línea, expuestos al viento de bites de la Word Wide Web. No como de esto, pero una febril decisión me impulsa a seguir escribiendo cada día.  

2 comentarios:

  1. Muchos te admiramos por tener la valentía y el tesón de seguir escribiendo, otros somos incapaces, nos es más cómodo leer.
    ¡¡Ojalá puedas vivir de tus escritos y yo de mis lecturas!!

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  2. Valentía, tesón y tiempo: porque escribir lleva horas... y horas... Por suerte lo tengo.

    A vivir de mis escritos no aspiro... pero sí confieso que con algunas ventas (aunque sólo fueran de amigos y familiares) si contaba. Teniendo en cuenta que estos libros se venden a beneficio 0, sí pensaba algo más de interés por el respetable...

    En fin, intentaremos mejorar la tarea en la siguiente ocasión.

    En cuanto a tus comentarios, José Manuel, yo me admiro de tu perseverancia lectora... No lo dudes: es la mejor recompensa...

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