miércoles, 4 de enero de 2012

¡Manos arriba, Sus Majestades!


Mario estaba en su cama dándole vueltas al atraco. No podía ser muy difícil. Sus majestades sólo podían entrar  por la terraza o por la puerta. Estaba claro que vendrían solos. Los pajes, los camellos... eso eran cuentos chinos ¿Cómo van a subir los camellos las escalera o trepar por una cuerda? ¿Y qué hacen tantos pajes en el salón de su casa, con lo pequeño que es? Tenían que subir los tres (o quizás uno o dos a lo sumo). No necesitaban mucho personal para acarrear su pequeño regalo: una vulgar pelota de goma, de las que se pinchan a la primera... Claro que si llevaban un sólo regalo, tendría que secuestrar a uno de ellos y pedir de rescate 10 o 12 juguetes buenos, como los de Carlitos que le enseñó la carta y la lista no se acababa nunca. Usaría la pistola de juguete que le regalaron el año pasado, daría el pego pues parecía de verdad... Pondría una terrible cara de malo para que se lo tragaran...

Lo más seguro es que subieran por las escaleras, si no deberían tener las manos despellejadas de tanto trepar: habrá  por lo menos 1000 casas en el pueblo -pensaba-.
Deben tener  una llave maestra o algún truco de magia para abrirla. Él de mayor querría ser abridor de puertas y conocer un truco así sería fabuloso. Tenía que idear una forma de enterarse de cuando llegaban para pillarles con las manos en la masa.  Pensó en dejar a su perro Toby en su cojín junto a ella, sabía que se asustaría con su llegada y correría a meterse en su cama. Eso le despertaría y sabría que había llegado el gran momento.

No podía dejar que le reconocieran. Si llegaban a verle el rostro se quedaría sin regalos de por vida y seguro que se lo dirían a sus padres ¡los muy chivatos!. Usaría el disfraz de fantasma que se hizo con una sábana  para la noche de Haloween y  pondría voz profunda, cavernosa; para disimular su acento. Si llegaban a identificarle aún le quedaba el remedio de obligarles a punta de pistola a beber entera la botella de anís. Con las copas que llevaban de otras casas y toda la botella de golpe seguro que luego no recordarían nada...

Le preocupaba que llevaran espada. ¿Acaso no son Reyes? Todos los reyes tienen una espada grandísima. Pero seguro que no la usan. Son buenos ¿no? Con esa cara que ponen siempre en la cabalgata seguro que se dejarán robar.

De todas formas algo podía salir salir mal. Tengo que pensar en un plan B -se dijo-.
Está bien, si me entra el pánico o no puedo acercarme a ellos saldré al pasillo y rapiñaré todos los paquetes que hayan subido, porque ¿subirán todos los paquetes a la vez? ¿no? No van a estar subiendo y bajando escaleras para cada vecino, digo yo...

Mario seguía dándole vueltas a su plan. Desde el pequeño salón llegaban murmullos y voces apagadas... ¡Cuánto tardaban sus padres en acostarse!

Poco a poco enmudecieron los siseos y cesó el leve crujir del papel de embalaje. Se apagó la última luz. Mario dormía profundamente.

1 comentario:

  1. (Podríamos decir que la realidad supera a la fantasía...)

    SUCESOS
    Los ladrones que entraron por la ventana y se llevaron los regalos de Reyes
    Dos menores son detenidos por robar en casa de unos ancianos todo lo que encontraron bajo el árbol de Navidad y esconderlo en la azotea para llevárselo después
    Patricia Peiró

    EL PAÍS. Madrid - 12 ENE 2022-16:35
    __________________________________


    La noche de Reyes, sus majestades dejaron los regalos puntualmente bajo el árbol de Navidad en cada casa, incluida una ubicada en un octavo piso del centro de Móstoles. La madrugada siguiente, la pareja de personas mayores que vive en este domicilio recibió otra visita inesperada e indeseada. Por su ventana, se colaron dos menores que se llevaron lo que Melchor, Gaspar y Baltasar habían dejado 24 horas antes. No solo eso, sino también el móvil, la documentación y las llaves del hombre. Los chicos, de 15 y 17 años, fueron detenidos poco después, cuando empezaron a actuar de forma extraña y a intentar esconderse al ver una patrulla de policía pasar cerca de donde ellos andaban.

    Fueron los propios agentes los que localizaron la casa, gracias al documento de identidad que los menores habían sustraído de la vivienda. No fue difícil deducir que ese DNI en el que aparecía la foto de un señor mayor no pertenecía a ninguno de esos dos chicos, que no llegaban a los 18. Al llegar al edificio, observaron un enorme andamio en su fachada por unas obras de remodelación que estaban realizando en el inmueble. Los policías creen que los detenidos subieron escalando por la estructura y fueron probando de piso en piso hasta que encontraron uno en el que la ventana se abría con facilidad. Allí permanecieron unos minutos y hurtaron de manera sigilosa todo lo que pudieron. Tanto, que las víctimas ni se enteraron de que había alguien más en su casa.

    Tras la detención, los policías acudieron al domicilio y despertaron a la pareja, que todavía dormía y no era consciente de que habían sufrido un allanamiento y el robo de los regalos. “¿Les falta algo más aparte de esto que llevaban encima?”, les preguntó el agente. Aún con el susto en el cuerpo, dieron una ojeada rápida por la vivienda y descubrieron el hueco que los ladrones habían dejado bajo el árbol. Los regalos eran para sus nietos, que todavía no habían tenido tiempo de ir a abrirlos.

    Los paquetes no andaban muy lejos: los supuestos ladrones los habían dejado en la azotea del edificio, esperando volver a por ellos en algún momento en el que se los pudieran llevar con más facilidad y sin levantar sospechas. Los Reyes trajeron algo más que carbón a estos dos chicos, residentes en la localidad madrileña. Sobre ellos pesa la detención como acusados de un delito de robo con fuerza. Ambos fueron puestos a disposición de Fiscalía de Menores.

    ResponderEliminar