sábado, 12 de noviembre de 2011

¡Ah! Pero... ¿Mi padre tiene un millón de pesetas?

Yo fui un niño pobre. Esto, básicamente, consiste en tener muy poco dinero. Ser pobre no es necesariamente malo. Este axioma de Perogrullo explica muchas cosas:
- No tienes vestidos caros; pero tu madre te hace unos monísimos con retales de saldo...
- No tienes juguetes de grandes almacenes; pero aprendes que todas las cosas son jugables...
- Pasas apuros para comprar el material escolar; pero te apañas con engrudo, sacar punta con el cuchillo en casa, y cuidar tus pequeñas pinturas como tesoros...
- No tienes apenas propina; pero sabes las tiendas más baratas, masticas más veces el chicle, compras los indios a plazos y encima ahorras...
- Tu casa es oscura, pequeña y abuardillada; pero pasas la vida en la calle, te subes al tejado, exploras todos los territorios de alrededor...
- En tu plato faltan buenos filetes, bollos y postres deliciosos; pero tienes sopa, patatas y lentejas. Y lo comes siempre. Y lo comes todo. ¡Y te gusta!

Sin embargo hay veces en que los demás (más ricos) no entienden esto. Entonces surge un "conflicto cognitivo":
- ¡Tú eres pobre, no tienes dinero y por tanto no puedes ser feliz y además eres un mierda!

Al pobre niño pobre el insulto le llegó al alma. Se puso pálido. Las lágrimas empezaron a rebosar los párpados...

El hermano Cañón desde su mesa lo vió hundirse, rodeado del implacable grupo que lo acosaba. El pobre niño pobre sintió sus pobres ropas aún más rahídas. Se notó más delgado por no comer bien. Miró su estuche y le pareció pequeño y triste al lado de los hermosos plumiers del resto...

-¡Pero qué decís! ¡Si su padre tiene un millón de pesetas! - Salió al paso el hermano echando un capote a la pobre víctima pobre.

Los ricos cahorros de la manada se miraron asombrados: - ¿Sería verdad? Tenía que serlo si lo decía el hermano...
-¡Dejadlo y vamos a jugar!

El pobre niño ¿pobre? se quedó perplejo mientras el grupo hostil se alejaba. Quizás su padre tenía ese dinero guardado y él no lo sabía...

El hermano Cañón miró pensativo a su alumno. Mientras este se quedaba sólo en su pupitre...

El pobre niño pobre creció. Dejó de ser pobre. Se hizo adulto. Por fin comprendió.

1 comentario:

  1. Parece ser que en esta ocasión el padre Cañón mostró un mejor corazón.

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