Ayuela es un pueblecito de la comarca de La Valdavia en la media montaña palentina. Todos los veranos de mi infancia pasábamos allí algunas semanas. En ocasiones jugábamos con los demás chicos del pueblo. Una de la actividades más populares era acercarse al rio y desplegar allí múltiples actividades de juego y aventura: pescar ranas, peces y cangrejos, bañarnos, escalar los árboles de la orilla, buscar bichos, perseguir pájaros, jugar al escondite, al bote...
Una mañana habíamos subido a una de las salgueras más altas. Allí estábamos encaramados a las ramas gritando gozosos entre el ramaje. De pronto al alargar la mano para alcanzar el tronco las flexibles ramas del sauce se me escurrieron como mimbres. Caí hacia atrás con los brazos extendidos, horrorizado mientras veía pasar en brillantes contraluces ramas agitadas desplazándose hacia el cielo. En esa pequeña fracción de segundo que duró la caída llegué a pensar en lo doloroso de estrellarme contra el suelo. Me vi lisiado, cubierto de sangre, aterrorizado por el final de mi corta existencia...
Primero sentí un fuerte palmetazo en la espalda. Luego una sensación fría. Intenté incorporarme mientras el agua me ahogaba y me atragantaba intentando gritar. había caído en el rio. No era muy profundo, pero sí lo suficiente como para amortiguar el golpe y salvarme la vida. No sabía nadar pero la orilla estaba cerca. Quizás no cubría del todo pero el caso es que agité desesperadamente los brazos y conseguí salir.
Ya repuesto volví la cabeza y me pregunté cómo había pasado todo aquello. Cuando me tranquilicé llegué a la conclusión de que ya sabía nadar. ¡Por fin había aprendido!, pensé.
En contra de lo que pudiera parecer no adquirí temor alguno a subir a los árboles (es un ejercicio delicioso que aún practico de vez en cuando) all fin y al cabo nosotros no teníamos parques con castillos y redes como los actuales. Además, desde aquel día, no tuve jamás miedo a adentrarme en rios y piscinas. Es cierto que nadaba "estilo perro" pero sabía que podemos flotar sobre las aguas...
Y, de vez en cuando, sueño que desciendo de espaldas entre el ramaje de un gran árbol a velocidad vertiginosa... pero nunca me produce pavor... me siento mecido y protegido por el destino.
Me ha gustado tu relato sumergido entre ranas y cangrejos, peces y pájaros, ramas y ríos. Se nota que te gusta el contacto con la naturaleza. Ya sabrás que dentro de los estilos de natación encontramos, crowl, braza, espalda y mariposa, pues sea bienvenido el nuevo estilo perrito.
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